no sabíamos cómo salvar la conversación... un silencio con olor a mujeres riendo se apagó para convertirse en aroma a cigarrillo; asomé mi cabeza confirmé los gestos de ella y me guarecí en una taza de café interminable.
(...) a veces las palabras pueden convertirse en ese vientecito helado que enfría nuestros pies en el invierno más cálido...podemos no entender a veces a veces a veces.
(...) es inútil negar que es de valientes mostrar las heridas, y de inteligentes limpiarlas.
la mesa redonda se fue cuadriculando, la canción más triste sabía a un postre amargo.
atinamos a no decir nada y ella agradeció, el humo de su cigarro vaticinaba una noche larguísima.
el resto de la noche nos dedicaríamos a pegar recortes naranjas en sus paredes grises, sabíamos que comer tanta mermelada hace que sientas amarga la taza del mejor de los cafés.
["y si un buen día nuestro destino dio media vuelta
y se marchó sin decir nada sin lo vivido
y sin embrago seguimos vivos siempre pensando en el ayer
hasta que un día tengamos fuerzas para querer"]
hubo alguna vez el retrato en óleo de una mujer naranja que sonreía, un día esta mujer se cortó un dedo saboreando mermelada de un pote decristal astillado por las indecisiones, esta figura de rojo teñía sus mañanas,ella tarrajeaba los bordes de su propia pintura... para sabotear su felicidad.
el corte cicatrizó como los trazos se definen con el tiempo, supo entonces que jamás hizo falta pinceladas.
ella nos pintó un bosque consus dedos.
(a mí me gustan sus manos)
(gatorade)